Peter chori-pan (parte I)

-¡Cuéntanos otra vez la historia!- Grito Migue acurrucado junto a Julio.
Manuel sonrió. Sus hermanos eran adorables.
-Okey. Ahí estaba, el capitán garfio y sus secuaces, aterrorizando a todos… ¿Y quién lleg-?
-¡Peter Chori-pan!- Gritaron los dos niños.
-Si poh, el mismo. Y agarro su espada y…- Algo le llamo la atención y pego un corto grito de sorpresa.
-CONCHETUMARE.
-Segui, me gusta que la gente hable de mi grosasidad- Dijo un tipo rubio y de ojos verdes, vestido con un traje al estilo de los animadores de fiesta que son pobres.
-¡MAMAAAAA! ¡ENTRO UN PSICOPATA A LA CASA!- Grito Manuel histérico, Julio llorando y Miguel con lagrimitas a punto de salir de sus ojos.
-No seas boludo, soy Peter chori-pan, ¿No te diste cuenta?
-¡MAMAAAAAAAAAA! POR QUE NO LLAMAI A LA POL- "Peter chori-pan" le tapo la boca.
-¿Qué haces? Pero vos sos loco eh… Te quería llevar al País de jamás nunca, donde los pibes no crecen…
-Además de psicópata estai drogado, ¡Migue, Julio, corran!
Los chicos le hicieron caso a su hermano mayor, levantándose torpemente del suelo y largándose a correr. El rubio se puso la palma en la cara, suspirando.
-Ya me acorde por qué no visito tan seguido la tierra… Dale flaco, veni que te llevo al país de jamás nunca…
-¡TAMBIEN ES VIOLADOOOOR, AYUDAAA!
-Me cago en la puta madre- Se acerco dulcemente y le dio un cabezazo, y el chileno se desmayo. Lo arrastro hasta la ventana y salieron volando…
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Manuel despertó mareado, sentía la cabeza caliente y el cuerpo pesado. Parpadeo y el sol le quemo los ojos.
-¿Qué…? ¿Por qué wea estoy en una playa…?- Se levanto despacio, dándose cuenta por qué sentía el cuerpo pesado. De los pies hasta el pecho estaba tapado con arena.
Con dificultad logro salir de la montaña que lo apresaba y suspiro, mirando el mar.
-¡Hola!- Una cabeza flotante salió de la nada y Manuel le pego una piña, justo en la nariz. Entonces "Peter chori-pan" cayó al piso. Bueno, menos mal que era él y no una cabeza flotante.
-Ay, ay, ay- Se refregó la nariz y le atrapo el pie con las piernas, tirando a Manuel al lado suyo.
-¡Hey! ¿Qué haces?- Refunfuño confundido. Era muy real para ser un sueño y el no tenía acceso a las drogas, por eso no estaba alucinando.
-¿Tirándote al suelo?
-¡Ya se! Pero…
-Entonces para que preguntas si ya sabes, boludo.
-Pero- Dijo con énfasis, sin paciencia- me refería a que haci en general, weon, porque mierda me secuestraste…
-Ah, eso… Mmm… ¿No se? Es divertido cumplir las fantasías de los niños…
-¡Entonces si eri un violador!- Manuel se paro, con miedo pero el otro lo obligó a sentarse nuevamente, tirándole del brazo.
-No esa clase de fantasías… a menos que quieras…- Uno tres uno tres uno tres (?)
-No quiero.
-Ufa. Bueno, igual me refería a los sueños de aventura que…
-Paso.
-No te estoy preguntando.
Se miraron fijamente.
-Te puedo enseñar a volar- Extendió los brazos como si fuera un avión.
-No quiero.
Camino hasta que el H2O con sal le rozara la punta de la suela de sus zapatos. ¿Dónde mierda estoy? Se pregunto, enojado.
-¡Che, vos! ¡Ni puta idea de cómo te llamás pero mirá! Te presento a mi hada Campanita.
Manuel se dio vuelta justo para ver como el rubio volaba de la trompada que le dio "Campanita".
-Me llamo Sebastián- Dijo el rubio con traje verde parecido al de Peter chori pan, solo que el de éste parecía un vestido. Llevaba anteojos y el pelo un tono más oscuro que el del tarado tirado en el suelo.
-No me interesa. Yo solo quiero salir de aquí- Dijo un poco triste y enojado.
-Yo te ayudo, este boludo no sabe que traer personas porque sí a este mundo no se puede- Se acomodó sus gafas, acercándose al menor.
-¡Hey! La mayoría no se queja- Se levantó del suelo y se puso en frente del castaño- Me llamo Martín, ¿Vos?
-Llévame a casa y por ahí te digo po- Intento negociar con esperanza.
Martín lo empujo con una sonrisa y Manuel cayó al agua con un fuerte "splash", golpeándose el culo con la arena. Estuvo a punto de gritarle, de pegarle y hasta de asesinarlo pero el canto del otro lo dejo confundido.
-Me dijeron que en el reino del revés nada el pájaro y vuela un pez- Bailaba chapoteando alrededor de Manuel, animado y dando saltitos- que los gatos no hacen miau y dicen yes porque estudian mucho inglés…- Tomó de las manos a Sebastián y siguió cantando y bailando en círculos, de vez en cuando resbalando pero sin caer.
Manuel se levanto y empezó a caminar para el lado opuesto del mar, mojado y a punto de gritarles a esos dos locos todas las groserías que había aprendido en su vida.
-Estamos invitados a tomar el té, la tetera es de porcelana pero no se ve, yo no sé por qué. La leche tiene frio  la abrigaré… le pondré un sobretodo mío largo hasta los pies, yo no sé por qué…
Martín lo siguió cantando con tonada pegajosa, equivocándose a veces la letra y poniéndose a gritar como psicópata cuando eso ocurría, antes de reanudar su canto.
-Ya… no… te… ¡SOPORTO!- Estalló Manuel clavando los pies en la arena para girarse. Pero Martín ya había desaparecido. El chico suspiro tratando de calmarse. Se sentó y en la arena y se saco las zapatillas mojadas, dejándolas a un lado. Tenía ganas de llorar.
El rubio volvió a aparecer y le pico el cachete.
-Déjame en paz.
Martín restregó su cara contra el hombro del otro, como si fuera un gatito.
-¿Qué parte de "no te soporto" y "déjame en paz" no entendistei?
-Solo quiero que nos divirtamos un rato… después, antes de que termine el día te voy a llevar a tu casa, ¿Si?- Hizo pucherito y Manuel dudo pero finalmente rodo los ojos, asintiendo.
-¿Prometes llevarme a casa al final del día?
-Sí.
-Entonces… me llamo Manuel, mucho gust…
-Manuelito vivía en peguajo pero un día se marcho, nadie supo bien porque a parís ella se fue, un poquito caminando y otro poquitito a pie… Manuelito, Manuelito dónde vas…
-Vuelve a cantar una sola palabra y tu cabeza va a terminar debajo de la arena y tu cuerpo lo van a encontrar flotando sin vida en el mar, ¡¡¿¿CACHAI??!!
Martín se quedo callado. Se hizo una bolita y se puso a llorar.
Manuel todavía no entendía. De hecho, nunca había entendido nada.
-Hey.
-¡¡Buaaahhhhh!!
-¡Heey!
-¡¡¡BUAAAAAHHHHH!!!
Manuel le palmeo la cabeza para consolarlo de… ¿Qué? Quien sabe…
Entonces Martín simplemente comenzó a reírse.
-¿Así de fácil? Eri como un perrito.
-¿Eh?- Se limpio las lágrimas con una sonrisa.
-¿En qué me metiste?- Susurro para sí.
-Che, vení. Dije que el objetivo del día es divertirnos, ¿No?- Le sonrió mientras le tomaba de la mano y corría.
Manuel se vio tironeado para adelante por esa energía insoportable pero contagiosa que tenía el rubio.