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ArgChi: Capitulo 4

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-Si a tu corazón yo llego igual, todo siempre se podrá elegir…
Martín estaba ahí, brillante, en frente suyo. Muy cerca.
-…No me escribas la pared, solo quiero estar entre tu piel…
Con esa sonrisa que hacia resplandecer al mundo, con sus mechones desordenados color oro y esos ojos divinos que tenía, en este momento, parecía el sol de su vida.
-…Y si acaso no brillara el sol y quedara yo atrapado aquí, no vería la razón de seguir viviendo sin tu amor…
Se le acercó, más cerca de lo que estaban, más cerca de lo que habían estado siempre. Solo más cerca.
-…Y hoy que enloquecido vuelvo buscando tu querer, no queda más que viento, no queda más que viento…
Todo era tan tranquilo, pero tan desprolijo al mismo tiempo… Manuel solo quería romper esa mínima distancia que separaba sus labios de los del rubio.
-…y si acaso no brillara el sol y quedara yo atrapado aquí, no vería la razón de seguir viviendo sin tu amor…
Pero este no se movía. Susurraba estrofa tras estrofa con su dulce voz, volviéndolo loco.
-…Y hoy que enloquecido vuelvo buscando tu querer no queda más que viento, no queda más que viento…
¿Por qué no lo besaba? Oh, sí, porque era solo un sueño. Y él no manejaba sus sueños.
-…y si acaso no brillara el sol y quedara yo atrapado aquí, no vería la razón de seguir viviendo sin tu amor…
Manuel entreabrió los ojos, apretando los puños alrededor de las sabanas. Sueño de mierda.
Lo primero que vio fue a Martín al lado suyo, mirando por la ventana mientras cantaba suavemente. Así que su voz había interferido en sus sueños, haciéndole pasar momentos bonitos que no tenían cabida en el mundo real. En el mundo real donde el argentino era más brillante y resplandeciente que en sus sueños. Un verdadero sol.
-Te despertaste.- Dijo interrumpiendo su canto cuando se percato de que el chileno lo observaba.
-No, soy sonámbulo- Murmuro con sarcasmo mientras se sentaba.
-Hice el desayuno- Comento ignorando el comentario del otro.- Espero que te gusten los churros con dulce de leche.
-¿Siempre desayunas algo dulce y grasoso, weon?- Pregunto mientras miraba el churro.
Martín pensó un momento. Alfajores, facturas y churros. En realidad no comía estas cosas diariamente… pero siempre que venía el chileno tenía la necesidad de complacerlo.
-Es lindo empezar una mañana dulce- Contesto con simpleza.
-Sí poh. Y la semana que viene voy a tener que hacer dieta…
-Yo hago deportes, nunca engordo- Dijo con orgullo el argentino tocándose la panza. Futbol, tenis, futbol, rugby, futbol, básquet, futbol… de todo.
Manu no le respondió, agarro su tecito que todavía estaba tibio. Aunque Martín se había levantado hace ya rato, se encapricho con hacer un desayuno perfecto y dejar dormir a su pobre vecino. Se dio cuenta que pacifico era mientras dormía. Y lindo. Parecía un nenito, con su respiración suave y esa paz que tienen las personas al dormir.
-¿Qué película miramos hoy? Ni de terror ni de perritos, no te aguanto otra vez a vo' llorando por esa wea…
-Una de acción, esas que son bien flasheritas…
-Pero la elijo yo weon.
-Okis- Martín le sonrió pero se acordó de algo- Cierto. Che, no sé si puedo, hace mil que estoy posponiendo el trabajo y…
El argentino se interrumpió, sorprendido. ¿Era eso decepción lo que Manuel estaba intentando disimular? Quiso negar con la cabeza, pensando que era imposible. Pero indudablemente era decepción. Tristeza. Disimulada tristeza.
-…pero ya sabes, "no dejes para hoy lo que podes hacer mañana".
-La wea era al revés.- Cuestiono, pero Martín ya no lo veía triste. Eso era lo que importaba.
-No, el que lo escribió lo escribió mal, es como yo digo.- Manuel enarco una ceja, como si fuera a discutirle. Pero se quedo callado. Miro su té y sonrió.
Martín quedo claramente sorprendido, esperando otro tipo de reacción. Pero le pareció… tierno.
Con un sonoro suspiro, el rubio se tiro para atrás cayendo sobre la almohada. Esta estaba siendo definitivamente una de las mejores mañanas. Una de "esas" mañanas. Mañanas donde el sol se asoma por la ventana diciendo "Hola" y uno está con cara de feliz cumpleaños metido entre las sabanas, calentito y perezoso. Una de esas mañanas donde todo es tranquilamente perfecto. Era una de esas mañanas para ambos.
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El rubio cantaba, como siempre. Con una escoba en la mano (la que usaba más como micrófono) "barría".
"Che, tengo que limpiar algo la casa mientras cocino ¿No? Es un asco esto" y Manuel asintió sin la menor duda de aquello. Pero la realidad era que Martín no se veía como si estuviera limpiando. Para nada.
Bailando patéticamente pero con onda, el argentino entonaba la canción con los ojos cerrados. Al chileno "se le desviaron" los ojos hacia el culo del argentino, el que no dejaba de mover al compas de la canción.
-…porque será que me gusta la noche… porque todo el que queda es un  padre para mi, que se anima a decir todo y que te enseña a vivir lo que millones no se animan a decir…
Sin previo aviso, Martín entrelazó sus dedos con los del otro, bailando.
-…que se anima a decir todo y que te enseña a vivir lo que millones no se animan a decir… Y se te va pasando el tiempo y que la vida se te va solo te pido que vuelvas de verdad y que el silencio se convierta en carnaval…
A Manuel se le paro el corazón. Bueno, digamos que todo lo contrario, le latía a mil por hora. La cercanía lo ponía nervioso y desvió la mirada hacia el costado. ¿Qué mierda le pasaba?
-… Por qué será que te muerdes la lengua, es el miedo que se para frente a vos si te ahorca la memoria no te dejes arrastrar, vamos afuera que mis amigos se van…- Martín le dedico una de sus típicas sonrisas seductoras- Dale, copate Manu, baila conmigo…- Le susurro al oído.-…Por qué será que te quedas adentro, no quedes que acá afuera es carnaval… carnaval toda la vida y una noche junto a vos si no hay galope se nos para el corazón…- Al ver que el ojimiel no reaccionaba a su petición, el argentino deslizo sus manos hacia la cintura de su compañero y tratando de moverlas al ritmo de la música. El chileno trato de empujarlo lejos pero sus manos se congelaron en los hombros del otro, quedándose quietas ahí.
-… carnaval toda la vida y una noche junto a vos si n o hay galope se nos para el corazón… se te va pasando el tiempo y que la vida se te va solo te pido que vuelvas de verdad y que el silencio se convierta en carnaval…
Manuel trago saliva, rojo como un tomate. El sueño que había tenido ahora llenaba su cabeza. Le golpeaba el cerebro una y otra vez, como si quisiera hacerse presente. La respiración del rubio chocaba en su oreja y podía sentir el calor corporal de éste. Las manos que movían su cintura le prendían fuego, y se odiaba por permitir que sentimientos estúpidos lo llenaran y lo hicieran sentir raro.
-…por qué será que me gusta la no- LA PUTA MADRE, LOS FIDEOS- Y Martín desapareció tras la puerta de la cocina.
No. La única oportunidad que tenía el argentino de demostrarle a su vecino lo bien que cocinaba se arruino.
-Tiene una pinta asquerosa esta mierda- Murmuro tratando de salvar los fideos. Pensó que era buena idea cocinar una de las recetas de Feliciano, ya que lo que tenía en común con su tío era el amor hacia la pasta.
La pasta que estaba quemada y tenía pinta asquerosa. Bueeeeno… no hay otra cosa.
Sirvió esa cosa en dos platos y llamo a Manuel a comer.
-¿Qué… wea…?
-Es… esto… la comida… supongo.
-¿Es broma?
-Nop. Solo está quemado, boludo. Supongo que es comestible.- Dijo probando su propia comida. Hemm, no era una exquisitez de los dioses, pero tampoco estaba incomible.
-Yo no voy a comer eso…
-No comas.
El chileno hizo una mueca de asco, y pincho con el tenedor. Probó un solo fideo, con los ojos cerrados.
-Deja de dramatizar, actor- Le dijo el rubio y el otro le tiro una mirada asesina.
-¿Yo soy el que dramatizo? ¿En serio, weon?
-Si, todo el tiempo- Aseguro el argentino.
-…- No le respondió para no iniciar otra discusión, lo que dejo nuevamente sorprendido a Martín. Comió en silencio, no es como si estuviera tan mal. Tampoco es como si estuviera rico, el argentino le debía una comida.
-¿Compenso este almuerzo con la cena?- Pregunto, deseoso de sacar una respuesta positiva de Manu en lo que la comida se refiere.
-Si, poh.
Manuel se dio cuenta de que llevaba viviendo en la casa argentina más tiempo del que se había dado cuenta.
-Bueno, ¿Qué peli elegiste para ver hoy?
-Todavía no se. Pero de acción, ya dijimos…
-Suuuuperrr, las de acción son las que más me gustan- Dijo Martín levantando los brazos.
-Te gusta cualquier cosa que tenga efectos especiales, weon.
-Obvio.- Sonrió como un niño antes de seguir comiendo.
Martín termino de comer "eso", y Manuel se lleno de pan y fruta. Se sentaron en el sillón y prepararon el DVD. Vieron la dichosa película elegida por el chileno. Acción, muertes, ninjas futuristas. Al final, un Martín fascinado.
-Creo… que esta es una de mis películas favoritas… definitivamente- Dijo al terminar, apagando la televisión.
-Oficialmente, ahora elijo las películas- Declaro Manuel, con una pequeña sonrisa.
-Oficialmente- Acordó el rubio, quien se quedo mirando al otro devolviéndole la sonrisa.
-¿Q-que?
-La película tenía un final re pelusa- Dijo, acercándose peligrosamente al chileno- ¿Nosotros no tenemos derecho a tener un final feliz re cursi?- Murmuro invadiendo plenamente el espacio personal del otro.
-¿Q-que…?- Repitió tontamente.
-Humm… Te gusto.- Fue una afirmación que dejo congelado a Manuel.
-¿Por qué deci que me gustas?- Pregunto armándose de valor para poder sostenerle la mirada.
-¿Sabías que dijiste mi nombre en sueños?- Le dijo suavemente, con un toque de diversión en su voz.- Además, ni lo niegues boludo, estas rojo como tomate y más nervioso que no se qué.
Manu quería que lo trague la tierra.
-Yo…- Pero en serio que no se lo esperaba. Si no si siquiera habría abierto la boca… o tal vez sí. Martín lo beso, primero suavemente antes de introducir su lengua y ponerse insistente.
Manuel sintió un escalofrío eléctrico cuando el argentino lo abrazo por las caderas, profundizando el beso. El toque lo hizo reaccionar y paso sus brazos rodeando el cuello del rubio, besándolo con avidez. Se unió la pasión y el deseo (que ya estaba en un primer lugar instalada en los dos, junto con la fuerte tensión sexual) y Manuel pego los cuerpos, abriendo la boca hacia ese sabor pecadoramente dulce que lo volvía loco. La lengua de Martín recorría todo, perdiéndose en la abrumadora sensación de pasión que de repente estallo en su pecho.
El chileno se tomo la libertad para apretujar a Martín con ese deseo que lo había estado persiguiendo todo el día mientras éste parecía devolverle cada roce, cada toque, cada movimiento sin importar con que parte del cuerpo lo hiciera o que tan mínimo pareciera.
Ambos empezaron a sentir la falta de aire y Martín se aparto dando un largo suspiro.
Manuel se quedo quieto, con la mente totalmente vacía como para decir cualquier cosa. Además, no es como si no disfrutara donde estaba, en brazos del argentino. Sus labios tenían todavía el sabor dulzón de la lengua del rubio, quien era bastante empalagoso. Sentía que le quemaban las mejillas. No, sentía que se le quemaba el cuerpo entero, que se prendía fuego él mismo.
Con los labios todavía conquilleándole, miro a Martín, avergonzado. Cuando los ojos color miel se cruzaron con los de color verde, el argentino sonrió. Luego le guiño un ojo y se paro, rompiendo el tan preciado contacto mientras salía de la habitación y se metía en el pasillo.
Martín se encerró en el baño, quedándose apoyado en la puerta, respirando agitadamente.
Suspiro, repasando lo ocurrido. Realmente necesitaba un momento para seguir siendo el Martín de siempre, el relajado que tomaba el control de la situaciones. Pero la verdad ese beso había sido demasiado para él.
Sonrió tontamente, sintiéndose una de esas chaboncitas en las películas románticas que dan saltitos cuando se dan cuenta que son correspondidas.
Se apoyo contra la puerta dando respiraciones profundas mientras sonreía. Después, se miro al espejo y se alboroto el pelo.
-Sexy- Se susurro guiñándose un ojo a sí mismo ante su reflejo y salió del baño dirigiéndose a la habitación, donde Manuel lo esperaba con sentado en la cama con la vista fija en el piso.
El rubio subió a la cama en cuatro patas y gateo hasta el donde estaba el chileno, agarrándolo de la cara mientras lo volvía a besar apasionadamente, pero sin la fogosidad de antes. Era algo más dulce, más simple, pero no menos importante para los dos.
Martín le beso siguiendo un camino que pasaba por la mandíbula y se perdía el cuello. Manu suspiro, por primera vez manso.
El argentino recostó con los ojos entrecerrados y las mejillas levemente sonrojadas, invitándolo a acompañarlo. Tomando de las manos al chileno (ahora SU chileno), le hizo recostarse en su pecho mientras lo abrazaba con ternura.
Creia que era mas largo .-. No importa, al fin termine el capitulo c:

Canciones:
Seguir viviendo sin tu amor (la version de Spinetta): [link]
Carnaval toda la vida de Los fabulosos cadillacs: [link]

Nada, que lo disfruten (? Todos sus comentarios me alegran son tan waaa GRACIAS :D

Personajes;
Argentina (Martín Hernández) © ~Rowein
Chile (José Manuel González Rodríguez) © ~Rowein
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PollitoMache's avatar
Santo cielos, me estpy muriendo de la hemorragia nasal *¬*. Amé este cap, espero que todo siga así, sino te mato ¬¬ (?)