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ArgChi: Capitulo 2

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Un molesto ruido lo despertó. Lo ignoro. La resaca hacia que cualquier cosa lo pongo de mal humor y el teléfono no era la excepción. El timbrido ceso pero Martín no volvió a lograr dormirse ya que un nuevo sonido apareció: su celular. Ni siquiera se movió. El tono de llamada siguió sonando un y otra vez, hasta que con furia asesina lo agarro. "Llamada Entrante, SEBAS". Rechazo la llamada y tecleo un mensaje de texto;
"Tengo resaca, no me rompas las pelotas"
Después se disculparía. Quizá. Gruño cuando el sonido molesto le corto el hilo somnoliento."Un nuevo mensaje, SEBAS". Pulso aceptar y ojeo.
"Estaba preocupado…" el argentino sonrió con cariño al leer la primera línea. "…pero es bueno saber que no cometiste una estupidez. Aunque estoy un poco sorprendido por eso."
-Uruguayo boludo.
"Gracias (sarcasmo mode on)"
Martín ya estaba totalmente despierto y por la luz que se filtro por la ventana, podía asegurar que era como el mediodía. Hizo un intento de levantarse pero el dolor de cabeza y los mareos repentinos se lo impidieron. Su celular le aviso que un nuevo mensaje le había llegado.
"De nada"
Martín entrecerró los ojos con una mirada asesina y busco un emoticón que pudiera expresar su mirada. No lo encontró y revoleo el celular a la mierda antes de pegar la mejilla al almohadón otra vez.
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-Así que acá estaban…- Martín rio al encontrar los tan buscados pantalones de Manuel… bueno, no tan buscados si todavía seguían en la cama, entre las sabanas. Pensó en llamarlo para avisarle y que los venga a buscar y muy dentro suyo, sintió una extraña urgencia de que el otro volviera a su casa.
Manuel podía tener una personalidad a veces un poco retorcida que chocaba con su propia forma de ser. A pesar de que siempre tenían sus pequeños pleitos, de alguna forma esa era la razón por la que el argentino disfrutaba su compañía. Alguien con quien pelearse y amigarse. Cualquier pelea idiota mantenía la mente de Martín en otra y era por eso mismo que lo quería cerca en tiempos turbulentos como los que estaba pasando.
Pero el hecho de que se pelearan no significaba que él prefiera cuando si se llevaban bien; esos raros momentos donde el chileno estaba de buen humor y el argentino no tan molesto. O esos momentos donde el argentino se pasaba de molesto y al chileno no le quedaba otra más que ceder.
Podría decirse que a Martín le encantaba estar a su lado, especialmente porque le divertía molestarlo. Y también, había otra razón; le encantaba ser la causa de una sonrisa. Era en general, pero sentía que era "su buena acción del día" o algo así, por eso siempre se la pasaba de bromista con todo el mundo. Esto se aplicaba con todos sus amigos, siempre le gustaba ver a la gente que quería feliz, especialmente si él era la causa.
Y Manuel casi nunca sonreía. El argentino sabía que su amigo era muy reservado y solitario. Con el tiempo, comprendió que él no había elegido ser así y la misión de sacarle una sonrisa era todo un trabajo que a veces no prometía nada.
Y ese trabajo era lo que necesitaba ahora, algo con que mantenerse entretenido, sacarle una pedazo de felicidad a otra persona que ambos pudieran disfrutar.
Miro a los pantalones como si les agradeciera por aparecer como escusa y se dirigió al teléfono (su celular se hizo mierda, ya necesitaba otro nuevo.)
-¿Manu?- Llamo cuando alguien atendió del otro lado del teléfono.
-Sí, ¿Martín?
-No, un león ninja salvaje que se escapo del zoológico. ¿Quién más, boludo?
-¿Entonces que queri, león salvaje?
-Eso sonó muy porno- Martín se rio dándose cuenta que el otro muy probablemente ni siquiera se dio cuenta lo dijo hasta que él lo remarco.- Además era ninja.
-En serio, ¿Para qué llamaste?- La voz ya se oía molesta.
-Encontré tus pantalones…
-¿Si? ¿Dónde? Los busque por todos lados- Refunfuño el chileno, pero se oía aliviado.
-Si claro, los buscaste por todos lados. Estaban entre las sabanas.
-…-
-Dale, veni a buscarlos, te espero para la merienda con facturas.
Y corto, así nomas, antes de que Manuel pudiera negarse.
Se abrigo y salió a comprar facturas. No hacía mucho frio pero él todavía se sentía destemplado. Le molesto que la panadera lo mirara raro por traer un gorro, bufanda, campera, guantes, botas…
Bueno, si, había exagerado pero la tipa lo miraba mal.
-Disculpe mi intromisión, pero me da curiosidad saber que le paso.
Martín parpadeo confundido y luego recordó que todavía tenía porrazos visibles en la cara y frunció el ceño, poniéndose de mal humor.
-Fue una pelea.
-Oh, estos chicos de hoy.
-¿Qué quiso decir con eso?- Dijo Martín, escéptico.
-¿Creen que con peleas se solucionan las cosas? Olvídelo, acá tiene la docena de facturas. Son 18 pesos.
Martín pago y agarro la bolsa.
-Fue para proteger a alguien que quería mucho. Ya sé que estuvo mal pelear pero los motivos no me parecen malos.
Salió de la panadería dejando a la mujer sorprendida.
Ahora le empezó a doler la cabeza y a sentirse un poco mal. Necesitaba descansar.
Llego a su casa dejando las facturas arriba de la mesa y se tiro en la cama, así como estaba. Se quedo un rato largo en ese estado de ensoñación donde uno cree estar dormido pero consciente de lo que hay alrededor, sin dormir en sí. El ruido de la puerta lo alarmo, despertándolo completamente.
Cuando se levanto sintió un mareo, de repente lo golpeo el calor y se dio cuenta de lo abrigado que estaba. Se fue sacando el abrigo tirándolo en el camino y le abrió a su vecino.
-Hola- Saludo medio tarado, todavía un poco mareado y acalorado.
-¿Qué…?- Manuel enarco una ceja, mirándolo confundido.
-¿Que de qué?
-¿Que estubistei haciendo?- Le pregunto con mirada sospechosa.
-¿Por?
Manuel entro y Martín se fugo de una escapada a mirarse al espejo.
Tenía la remera arrugada (le pareció a sí mismo que le quedaba bastante sexy) y por el sofocón de calor sus mejillas estaban rojas. Si sumamos a eso que estaba con el pelo despeinado y que tenía un aire despistado y medio boludo por culpa de los mareos, anda saber que pensó el chileno.
-¿En qué pensabas?- Le pregunto volviendo del baño con una sonrisa socarrona.
-Nada, con vo´nunca se sabe.
Se sentaron a merendar, el rubio con su mate y el otro con el té que había traído. Hablaron, se pelearon, se amigaron. Tal como lo había previsto el argentino.
Martín lo invito a ver una peli y Manu acepto. Eligieron una de terror, los dos orgullosos de ser lo suficientemente maduros como para verla. No habían pasado quince minutos de la peli que Martín ya tenía una sabana en la cabeza, desviando de vez en cuando la vista hacia las ventanas, puertas o cualquier orificio de la casa por donde pudiera entrar algo, y Manuel se abrazaba las piernas acurrucado en sí mismo, saltando con cada ruido de fondo.
Al terminar la película los dos se miraron.
-No daba tanto miedo- Dijo Martín sacándose la sabana.
-No, para nada…
-Che, se hizo re tarde.- Comento mirando la hora.
-¿Qué hora es?
-Como las diez, ¿Te quedas a comer?- Invito el argentino.
Manuel dudo, ya que en verdad se la estaba pasando bien pero nunca había pasado tanto tiempo con él entonces se le hacía medio raro.
-Pido pizza- Incentivo el otro.
-Está bien, mientras no cocines…
-Y dale con que cocino mal, un día de estos te invito a un asado.
-Como quieras, weon.-Dijo haciendo un gesto como si le restara importancia.
Comieron pizza, discutieron quien se quedaba con la última porción, la partieron a la mitad, se pelearon por la aceituna. Comentaron la película, que tan absurdos eran los efectos de la sangre y esas cosas, haciéndose los machos. Manuel anuncio que era tarde y que se iba, Martín no lo dejo. Insistió en que se quedara a dormir. Que no, que sí, que no, que sí. Y bueno, que sí.
Y así es como llegaron a esta situación:
-Martín, conchetumadre, dormí de costado porque si no entramos…
-Neh.
-¡Martín!
-Neh.
El chileno no había previsto cuando acepto quedarse a dormir que el rubio tenía una sola cama, cómoda, pero de una sola plaza.
Se quedo mirando la pared contra la que estaba medio aplastado y paso horas mirando la pared blanca. Una tras otra imagen sanguinaria de la película lo acosaban y ya debía llevar como tres horas sin poder dormirse. Se dio vuelta y le pico el hombro a Martín para ver si estaba despierto.
-¿AY, QUE MIERDA…? Ha, Manu, jeje- Se dio vuelta sonriendo falsamente.
-¿Teni miedo por la película?
-¿Qué? Nooooo, que voy a tener yo ja que mira vos que no, como se te ocurre que yo YO voy a tener miedo, encima que… si. Tengo miedo.
-Por culpa de la wea esa ahora no puedo dormir- Se quejo.
-Sí, yo me acordaba de tipo esa parte donde el chabón caminaba y se escuchaban esos ruiditos raritos que hacían así como hiiiiii tipo chillidos y encuentra el cuerpo ese así tirado con esa cosa en la cara y que…
-Hablemos de algo que no tenga nada que ver, si segui pensando en eso no te dormís nunca…
-¿Cómo qué?
-Hemmm….
-¿My little pony?
-¿Qué…?
-No sé.
-¿Vos miras eso?
-No. ¿Vos?
-No…
-¿Futbol?
-No, te pones así como loquito cuando hablai de futbol- Resoplo el chileno.- ¿De comida?
-No, me va a agarrar hambre. Ahora que lo mencionaste, ya tengo hambre.
-Entonces no se.- Dijo Manu rindiéndose.
-Tenes lindos ojos.
-¿QUE?- El chileno abrió los ojos sorprendido.
-Nada, estamos cerca y me di cuenta de eso.
Manuel se sonrojo notablemente por el comentario del rubio, quien lo dijo como si fuera algo obvio.
-Sos fleto, ¿Como decís algo así en estos momentos?- Murmuro mirando para otro lado, removiéndose nervioso.
-No sé, yo siempre digo lo primero que se me viene a la mente.
-Eso no es bueno.
-A veces si, a veces no. Fue un cumplido, che, ni que te hubiera dicho algo feo.
El chileno se quedo en silencio a veces mirándolo de reojo, sintiéndose incomodo.
-Che, tengo sueño y no me puedo dormir.
-A mi me pasa lo mismo poh.
Manuel busco algo para decir pero no se le ocurría nada, y le ponía nervioso que le rubio lo esté mirando sin ni siquiera disimular.
-Deja de mirarme y dormite- Dijo finalmente.
-Está bien- Sonrió el argentino y se acurruco a su lado, apoyando el mentón en su hombro. Manu se iba a quejar pero si así dejaba de mirarlo y se ponía a dormir, entonces estaba bien.
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Se puede decir que Manuel durmió bien, pero no se levanto exactamente de buen humor.
Martín por su parte estaba chocho, había logrado dormirse y ahora estaba despatarrado, con la cabeza y medio cuerpo arriba del chileno (que por cierto, estaba calentito y cómodo).
-¿Qué…mierda…? ¡MARTIN!- El chileno siempre supo que pasaría algo como esto, y rojo hasta las orejas, trato de deshacerse del rubio que todavía estaba medio dormido.
-Hum, no es para tanto…- Murmuro el otro atrapando al menor en un abrazo del que no se podía mover.
-Maaartin, soltame- Forcejeo hasta que finalmente el argentino lo dejo libre, riendo.
-Aweonao. Fleto. Mierda.
-¿Haces el desayuno o lo puedo hacer yo sin que te quejes?
-Como querai.- Mascullo en tono ofendido.
Martín se desperezo exageradamente y fue a hacer el desayuno pero se detuvo en la puerta.
-¿Sabías que esta bueno que te quedes en mi casa? Me hace sentir mejor.- Y dicho esto le dedico una sonrisa y desapareció en el pasillo.
Puso música bajita y se dedico a preparar un rico desayuno, uno del que Manuel no pudiera decir ni mu.
Pero se vio interrumpido por éste, quien tenía una expresión extraña.
-Me voy pa´mi casa.- Le dijo.
-Espera, ¿Por qué?
Pero el chileno no le respondió, se fue apurado sin darle ninguna explicación, dejándolo perplejo y un poco confundido.
Hooolaaaa :)
publico esto como regalito hacia Martinchis en su cumpleaños (? Feliz 9 de julioooo!!! (Wiiiiii feriado :3)
Se supone que converti este fic en un song-fic pero este capitulo es en español porque no se xD

:D

Personajes;
Argentina (Martín Hernández) © ~Rowein
Chile (José Manuel González Rodríguez) © ~Rowein
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Comments63
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Muy buen fic <3 recien por el 2 cap y ya lo amo (?) XD Meow :3 Heart